No quise herirte, esto es real.

No quise herirte.

Mientras observaba tus ojos, tu boca, tu nariz…
Una lluvia de novocaína caía entre tú y yo;
Y de pronto me perdí un instante…
Empecé a recobrar el conocimiento
Y noté que mi espalda era sólo piel rasgada,
Tu boca exhibía las heridas producidas
Por mis ansiosos dientes,
Tus pechos y pezones amoratados;
Tus nalgas, rojas como manzanas;
También tu espalda estaba destrozada;
Toda tu ropa, pero sobre todo tus braguitas
Y tus medias negras
Completamente rotas…
Y en ese instante en que me perdí
Tú me dijiste:
Qué habían llovido meteoritos;
Sucedido tres guerras mundiales;
Y pasado dos mil años…
Entonces fue cuando supe
Que la lluvia de novocaína
Caí de tus ojos.